26 de febrero de 2010

La llamada de las trompetas

Y hete aquí que la tormenta asoló los campos y el huracán desbordó los mares, quedaron anegados los territorios de guerra y una forzada tregua otorgó descanso a los guerreros.

Pero en llegado el entretiempo, a la sazón primavera, se retiró el aguacero, aclararon los cirros y a fuerza de rayos del astro rey retrocedió el cruel invierno apoderándose, poco a poco como el que no quiere la cosa, el estío de todo cuanto lo rodeaba. Y aquellos que no estando prevenidos se vieron de pronto sorprendidos por un manto de proyectiles que con inusitada crueldad florecieron al compás de las hierbas verdes y se incrustaron en sus pellejos como el agua penetraba y se reabsorbía por la sedienta tierra.

Y los pocos supervivientes nunca pudieron excusarse en que no fueron llamados y de pronto comprendieron que la guerra se había instalado para nunca más marchar.

Osados combatientes, preparad ya vuestras armas, pues es tiempo de esgrimirlas y ¡ay! de aquel que a la llamada de las trompetas y el redoblar de tambores no defienda fieramente su bandera, los de negro y los de verde, no os llaméis a engaño... No hay más color que el rojo de la muerte.

Jesús Parra

2 comentarios:

  1. Vita ut sufferere est, dolor fortior te facit
    Semper fidelis, Semper vigilans

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  2. Los Trauman Ronquilleros esperamos ansiosos la llegada de del estio, estamos velando armas y mimandolas con aceites esenciales para que luzcan esplendorosas el día de la batalla.
    Vita ut sufferere est, dolor fortior te facit
    Semper fidelis, Semper vigilans

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